lunes, 11 de enero de 2016

LA CRISIS ECONÓMICA DE LOS AÑOS 70

Precedentes: 
  • El fin del ciclo expansivo de la década de los sesenta.
  • Devaluación de la peseta e incremento de la inflación.
  • Conflictividad social.
  • Fin del Régimen de Franco y etapa de transición a la democracia.

En España, ni la política económica ni las empresas respondieron con la flexibilidad necesaria a los nuevos parámetros económicos tras la subida del precio del petróleo y la materia prima. Dos razones: la economía era proteccionista y se caracterizaba por el intervencionismo estatal, así que no estaba acostumbrada a responder a las fuerzas del mercado y por otra parte, la crisis económica coincidió con el fin de un régimen político y la transición a otro muy diferente.

España 1971-1975
La subida del petróleo no se tradujo en un aumento del precio de los productos derivados ni en la adaptación de la industria a las nuevas condiciones del mercado, manteniéndose mediante subsidios del Estado, era muy complicado por la situación política que se vivía. Los trabajadores no admitían las moderaciones de salario que debían aplicarse para afrontar la caída en la producción. La industria española era particularmente sensible a la nueva situación económica, dado que consumía una gran cantidad de petróleo, fue muy afectada por la caída de la demanda mundial de acero e industria naviera, y era menos competitiva que los nuevos países industrializados del sudeste asiático en la industria textil y del calzado. Todo ello trajo: un aumento en el déficit público, debido al mantenimiento artificial de los precios interiores de los productos derivados del petróleo así como por los subsidios a las empresas para compensar sus pérdidas; caída en picado de los beneficios comerciales, como consecuencia del crecimiento de los salarios nominales, mucho más elevado que el crecimiento del valor productivo del trabajo. La disminución de los márgenes empresariales, unido al deterioro de sus expectativas, tuvo un efecto inmediato en la inversión productiva e hipotecó las posibilidades de crecimiento económico y de creación de empleo. (más detalles aquí)

Para compensar la pérdida de ingresos reales, como consecuencia de la crisis energética, el estado intentó hacer arreglos en vez de ajustar los precios nacionales de los productos derivados del petróleo al precio del crudo y aplicar una política financiera expansiva (monetaria y fiscal). Estas políticas, alimentaron una espiral inflacionista originada por la subida del precio del petróleo. (más información aquí)

Pacto de la Moncloa 1977
Las acciones tanto de las autoridades económicas como de los distintos agentes sociales incrementaron el deterioro de la balanza de pagos, ocasionado por la creciente importación que seguía soportando la economía. Este deterioro no fue corregido por la devaluación de 1976. Como la economía estaba fuertemente limitada, el incremento en la competitividad derivado de la devaluación fue enseguida equilibrado por el incremento de los precios debido al mismo motivo. El progresivo deterioro de la balanza tuvo repercusiones negativas entre los inversores extranjeros y una consecuente reducción en la inversión extranjera no consiguió financiar el déficit. Por ello, tuvo que ser financiado recurriendo a los fondos de reserva, creándose una fuerte deuda y provocando una situación que no podía prolongarse mucho más. Las autoridades se vieron entonces forzadas a reconocer la necesidad inevitable de adoptar unas medidas de ajuste a la nueva relación del factor precio.

Las primeras medidas drásticas de ajuste macroeconómico se adoptaron en 1977, en los llamados Pactos de la Moncloa, estos fueron: 

1. Las medidas "pre-estabilizadoras" del verano de 1977 fueron: 
  • La devaluación de la peseta. 
  • La reducción de la oferta monetaria. 
  • Las nuevas atribuciones del Banco de España. 
2. El contenido de los Pactos de la Moncloa. 

  • El establecimiento del Impuesto sobre la Renta.
  • El control del gasto público.
  • La reforma en la financiación de la Seguridad Social.
  • El Estatuto de los Trabajadores y los nuevos mecanismos de negociación  y revisión salariales no inflacionarios.
  • La liberalización del sistema financiero.
  • La liberalización del mercado de la vivienda.
  • La racionalización del sector público empresarial. 
3. Las consecuencias en el corto plazo. 
  • La lucha contra la inflación. 
  • La reanudación del crecimiento.

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